El huésped de la cama 15


                                                                                             Arturo Sosa 2014

Son cerca de las cuatro de la tarde. La habitación con varias camas guarda un profundo silencio y las luces del techo todavía no se encienden.

A lo lejos, en el lejano rincón del enorme cuarto, percibo una figura humana. El huésped de la cama 15 duerme profundamente. Debe de estar cansado tras varios días de consultas, exámenes de laboratorio o quizá, una semana de diálisis renal. No lo sé.

Hemos estado recorriendo las instalaciones de esta "casa";  hogar temporal para cerca de 170 pacientes diarios que acuden al Hospital Escuela  o al Seguro Social. Todos vienen de muy lejos, de pueblos y aldeas. De caseríos. Sin dinero para pagar un verdadero hotel o una comida decente por mientras reciben tratamiento médico. Normalmente, viajan durante horas en buses y pick ups para llegar a Tegucigalpa donde deben permanecer por varios días.  Y no traen dinero para comer.

Durante los últimos trece años, la Fundación Abrigo ha dado un alojamiento seguro, cómodo y limpio a los pacientes externos de estos hospitales. Y por si fuera poco, tres tiempos de comida absolutamente gratis (y hasta una merienda por la tarde). En trece años, han atendido a casi un millón de huéspedes y nunca han cerrado sus puertas.

¿Cómo lo han hecho? Voluntariado,  esfuerzo personal, corazón. Desde que las casas (son dos) fueron construidas por la ex primera Dama de la Nación, Mary Flake y entregadas a la Fundación, cada paciente que arriba ha encontrado más que una habitación o un plato de comida, una esperanza para sanar, para vivir.

Son cerca de 15 los empleados que trabajan en Abrigo. Y casi la misma cantidad de voluntarios que forman parte de la actual Junta Directiva. Y aunque nunca fui muy bueno con las finanzas, si divido un millón entre 30 creo que no encuentro una mejor tasa de rentabilidad que esta. Ni mejor eficiencia administrativa. Una historia de voluntariado exitosa.

Curiosamente, Abrigo no recibe fondos del gobierno (¿qué se puede decir al respecto?). Afortunadamente, muchas empresas y personas ayudan ya sea con efectivo, ya con materiales, ya con provisiones. Por ejemplo, la empresa CADECA dona toda la carne de pollo, huevos y embutidos de pollo que se cocina diariamente. Toda. Y déjenme decirles que se cocinan 220,000 platos anuales de comida.

Igualmente, Cervecería Hondureña, Pepsi, UNICOMER, Corporación Dinant, Copa Airlines y el Distrito Hotelero San Martín. Esto por citar algunos. Bancos como Lafise, Banco de los Trabajadores y el BCIE también aportan. Y no se puede dejar de mencionar a la institución Plan Honduras.

¿Por qué vine? En realidad, no vine solo. Me acompañan Fuad Assad y Pili Canahuati, dos amigos fotógrafos a quienes he invitado a trabajar, de gratis, para la Fundación. Hace falta construir la página web, aportar contenidos para las redes sociales, comunicados de prensa, videos institucionales...en fin, hace falta aportar herramientas de comunicación para ayudarles a cumplir sus objetivos. Y tiene que ser voluntario.

¿Por qué el esfuerzo sin recibir pago alguno? Porque además de los pacientes (perdón, " Huéspedes") que atender, hay 400 niños en este momento en lista de espera para ser operados del corazón a finales de este año. Brigadas médicas de Costa Rica vendrán, como todos los años, para operar a estos niños. De gratis. Así que si estos niños están esperando una oportunidad para vivir, esto es lo menos que podemos hacer.

Es tiempo de irse. Ya comenzaron a repartir la merienda (café con pan dulce) y me gustaría fotografiar ese momento. Además, no queremos despertar al huésped de la cama 15. En esta casa, todos somos invitados de primera clase.

Que la Fuerza nos acompañe...siempre.







Comentarios

Entradas populares