Voy a ganar la fuerza de tu fuego...
Comenzaban los años ochenta.
Algunos estábamos medio creciditos y ya nos habíamos empachado con Herman Hesse sufriendo "Bajo las ruedas" de la educación, o con los problemas de una mosca que agobiaba a un tal Kafka.
Aires de pseudointelectualidad enturbiaban nuestras mentes y, por supuesto, escuchábamos con poses de reflexión profunda ( la profundidad de los 17 años, que conste) a Supertramp o Alan Parson´s Project.
Aires de pseudointelectualidad enturbiaban nuestras mentes y, por supuesto, escuchábamos con poses de reflexión profunda ( la profundidad de los 17 años, que conste) a Supertramp o Alan Parson´s Project.
Pero habían otras gentes, muchas, muchas más, que escuchaban a estos chavilllos. Y aunque han pasado muchos años, no puedo negar que estos cipotes causaron furor, encendieron corazones y causaron, literalmente, cientos de desmayos (máxime cuando llegaron al Estadio Nacional en Tegucigalpa).
Qué hubiese sido de tantas y tantas chavas si no hubieran existido estos mocosos que les encendieron el fuego de la vida...
No se detengan...¡Bailen de nuevo!
https://www.youtube.com/watch?v=khPYyLZlZaE
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