Un país de montaña rusa

Gooooooooood morning Vietnam!  ¡Buiti binafi umadáu!

Me gusta vivir en este país. A pesar de que parece una montaña rusa.

Me gusta vivir en estas montañas de Santa Lucía. Ayer, precisamente, cuando regresábamos por la carretera con mis hijos, nos detuvimos a deleitarnos con el paisaje de las montañas del Parque Nacional La Tigra. Y gratis.  ¡Que salvaje!

El clima está más que agradable. ¿Diecisiete...diecinueve grados centígrados? No importa. ¡Está salvaje también!

Acabo de desayunar tres tortillas con quesillo bañadas con mi Salsa Prohibida (no les puse de la nueva, "Lujuria", porque es muy temprano). ¡Hombre! Estoy feliz. Nunca pensé que mis dos salsas se convirtieran en tentación para tanta gente, tantos amigos. Han sido un éxito llegar y entregarlas personalmente. Muy valioso para mi. ¡Gracias!

Esto de las salsas me ha servido para revalorar  y reafirmar lo que siempre he pensado de los negocios. O de los modelos de negocios que usamos en este país tan conservador. Pareciera que seguimos utilizando los modelos de la Época Industrial; aquellos donde más grandes, más clientes, más mercados era igual a más empleados, más máquinas, más plantas, más dinero.

Desafortunadamente, para todos aquellos que no estudiaron a AlvinToffler en los años ochenta, la crisis les llegó en forma cruel. Y es que el cambio del mundo se inició hace unas décadas atrás. No fue la Crisis de las Hipotecas en EUA, ni la Guerra del Golfo, ni la pijamada de Mel lo que inició esta crisis (bueno, en nuestro caso, la corrupción política SI es parte de la tristeza).

Tras la euforia y los excesos de los años ochenta, noventa y principios del siglo, todo ha cambiado. Y en mi caso, hacer buenas salsas naturales en mi casa, sin preservantes ni ingredientes artificiales, con mis propias manos y entregándolas personalmente, me da mucha satisfacción. Mucha. Y si puedo vivir de ello, mejor.

Pero un negocio no se trata solo de hacer dinero. Eso era allá, hace treinta, cuarenta, cien años atrás. Se trata de vivir mejor. Sin prisas, sin presiones excesivas. Con el tiempo suficiente para ver las montañas por las tardes, con los hijos.

Para platicar con Tom los sábados por la mañana, el mejor día de la semana. Para platicar con los amigos.

"Slow Food"....esa es la clave. Coman despacio, coman frutas y verduras, hagan ejercicio, no pasen cerca del Trans 450 y no le crean a los magistrados de la Corte Suprema (si es cierto lo que divulgan las noticias, no puedo menos que pensar que tanto saco, tanta corbata, tanto tacón alto y título universitario y al final, son solo unos hijos de p...)

Y a pesar de todo, insisto, me gusta vivir en este país.

Vivan bien.

Hoy es un gran día...no lo dejen escapar.

Posdata: me acabo de acordar que por estos días estamos celebrando un año de la inauguración oficial del Trans 450. ¡Que pinta! Gracias a la ineficiencia mental de un muchachito que no sabe ni contar votos...

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