Domingo de confesión

Debo confesarlo: en esos momentos de tristeza, desesperación, dudas o ansiedades, he buscado siempre el consejo de un amigo, de un sacerdote, algún maestro, de vez en cuando un psicólogo, una vez un psiquiatra, mi barbero o por qué no, alguna ex.

De todos estos encuentros, los más oportunos, los que mejor me han ayudado han sido aquellos con mi barbero  ¿Por qué? Porque estoy convencido que es él único que realmente sabe lo que hay en mi cabeza y como lidiar con las marañas que traigo.

Además, me gusta como quedo después de verlo. Más despejado.

Nos vemos mañana temprano Raza.

Que la Fuerza nos acompañe...siempre.


Comentarios

Entradas populares