A las carreras...

-¡Uuuuy! Ya es tarde -gritó Segis cerrando de golpe la puerta de su departamento.


 Tiró la cartera al micro sofá de la sala, se quitó los zapatos de tacón bajito y se fue directo a la cocina. Necesitaba tomar algo primero, aunque fuera un vaso de agua.


-Eso de andar a las carreras no es bueno...ahora tengo que volar -continuó diciendo, medio atragantándose con el agua.

 Y mientras se iba quitando el vestido enmedio de la diminuta sala, iba pensando qué se iba a poner.

Ya no había mucho tiempo así que tenía que ser algo rápido de poner y bonito. Muy bonito.
Peter no iba a tardar en llegar.

Con la experiencia que da lo vivido, ya casi sabía lo que iba a usar. No era una cosa muy formal, pero tampoco quería verse mal...

Y es que con Peter habían pasado una semana de trabajo extremo. Todo porque a esa gente de Tegus siempre se les ocurren las cosas en último momento y ni modo, había que hacerlas. Pero les había costado horas y horas de trabajo extra.


En serio que se merecían una buena cena...hacer algo distinto para celebrar que habían acabado el trabajo y con 100% de nota. ¿Cien? Ciento veinte, mínimo.


 La verdad es que Peter se había portado a la altura. La había escuchado en todos sus razonamientos y cuando se equivocó (porque hay que reconocerlo, ella metió las patas en aquel asunto), él la cubrió y hasta insinuó ante todos que había sido culpa de él.


Valiente ese hombre...

No hay duda que las últimas semanas habían sido de intenso entrenamiento. Aprendizaje. Le había tocado aprender sobre la marcha y si no hubiera sido por él, quizá se hubiera visto en aprietos en más de una vez.

Porque bueno, él es consultor, cierto, pero tampoco tenía por qué dedicarle tanto tiempo a enseñarle paso a paso el teje y maneje de las negociaciones.

Y se le agradecía...y de paso, el hombre estaba bien...muy bien -pensó.

 -¡Hey Chava!, ¿Qué te pasa? - se detuvo súbitamente - Oime, vos no viniste a tener una aventura...NO...nada que ver...ni a buscar marido tampoco. Viniste a aprender, a ver otro mundo, a crecer...a ser otra mujer....¡Punto!


 Y siguió buscando los aretes perfectos, los que quedaran con el vestido entallado y sutíl que había escogido.

 -No, no, no -continuó diciéndose a sí misma - si no fuera por este trabajo, estarías allá todavía...haciendo lo mismo de siempre. Lo mismo. Así que deja de pensar en tonteras y no te perdás...


Le dio la vuelta al collar que había escogido...Brillaba bonito...¡Cheque!


-Así que esto de ir a celebrar hoy con Peter hay que verlo como parte del trabajo. Esto también es relaciones públicas oficiales, protocolo que no hay que mal interpretar -dijo


-Solo es trabajo....puro trabajo - agregó para terminar sentenciando mientras se probaba los zapatos de tacón alto. Elegantes, sexys...

Ring....Ring...

-Uy, Ya llegó ese hombre...¡quiere ganas con estos belgas! Vaya que son más que puntuales...

Segis se miró en el espejo y vio que a pesar de las carreras, todo estaba en su lugar. ¡Nice!

Abrió la puerta de entrada.

-¡Hola BB!...¡Púchica, qué bonita estás! -le dijo Eduvijo.

¡TRUN! Le hizo el corazón a Segis...


Stephen Andrews Eduvijo Pérez estaba ahí, enfrente, en la puerta de su departamento, en Bruselas, y con una mochila en el hombro.

-¿Puedo entrar BB? - le preguntó Eduvijo con una sonrisa.

Y Segis se quedó helada...

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