Honduras Indómita...La historia de una planta

        Ficha original de la Haptanthus Hazlettii en el Jardín Botánico Lancetilla. Arturo Sosa. 2005



¿Ha estado Usted, amable lector o lectora, en el Refugio de Vida Silvestre Texiguat?  ¿Alguna vez?  Lo más probable es que no.

No se preocupe; en realidad, muy poca gente de Honduras lo ha hecho.

De hecho, el sitio es tan poco conocido que seguramente Usted nunca ha escuchado la historia de una de sus habitantes más célebres. Tan afamada en ciertos círculos que se le podría considerar una verdadera estrella mundial.

Pero empecemos por el principio, como debe de ser.

Texiguat está ubicada en la Cordillera Nombre de Dios, específicamente entre los municipios de Esparta, Arizona y La Masica del departamento de Atlántida; y los municipios de  Olanchito y Yoro en el departamento de Yoro.

Este refugio es una área montañosa que abarca 47,000 hectáreas. No muy grande, comparada con otras áreas protegidas por Ley, pero si lo suficientemente abrupta en su geografía como para volverla casi inaccesible. Esto es un dato interesante ya que, tal vez por su geografía tan accidentada, no existen caminos ni infraestructura turística que permita la llegada de corrientes masivas turistas. Eso ha sido más que positivo.

Aquí reinan el jaguar, el tapir, la boa y las serpientes venenosas. Pero sin duda, la estrella de Texiguat, la celebridad que ha vuelto famoso en el mundo entera a este refugio de la vida silvestre es la Haptanthus hazlettii. 

¿Perdón?

En 1980, el investigador botánico Don Hazlet descubrió un arbusto de "flores amarillo verde" a unos 5 kilómetros de la comunidad de Matarras, en el municipio de Arizona. El arbusto era totalmente desconocido para el especialista así que colectó algunas muestras para su clasificación. Solo que eso representó un problema mayúsculo que trascendió los años y las fronteras.

Resulta ser que la Haptanthus es tan rara en su estructura física, que llevó cerca de nueve años poder hacer una primera clasificación científica. De hecho, fue una primera clasificación con muchas dudas porque se consideró que la planta era tan única que no había manera de clasificarla, sino creando solo para ella un nombre de especie, de género y de familia.

A la noticia de su descubrimiento, muchos investigadores corrieron a ver el sitio donde había sido encontrada la planta (entre ellos el mismo Hazlet que volvió una y otra vez,) con tan mala suerte que lo que encontraron fue, en vez de un espacio de bosque virgen, una parcela de tierra ya deforestada y lista para la siembra o el pastoreo de ganado. El arbusto había desaparecido.

A partir de ese momento y durante unos treinta años, numerosas expediciones se realizaron para tratar de encontrar otro u otros arbustos de la especie. Instituciones como la UNAH, National Geographic Society, la Universidad de Florida, la Universidad de Colorado y el Jardín Botánico Lancetilla realizaron esfuerzos inútiles y nunca se pudo volver a encontrar otro ejemplar. La Haptanthus fue considerada extinta.

En el año 2011, un par de investigadores rusos apoyados por el Instituto Botánico de San Petersburgo, logró encontrar, finalmente, otro ejemplar. Con él se hicieron colectas para intentar hacer su correcta clasificación científica.

Ahora, gracias a los desarrollos tecnológicos en biología molecular, se sabe que la Haptanthus hazlettii es una planta tan rara que ella misma es una especie y un género y no hay otra igual. De hecho, solo existe en Texiguat y en ninguna otra parte del mundo.

Texiguat sigue allí y ahora se han encontrado más ejemplares de la planta en las cercanías de las comunidades de Los Olivos, Jimanito Nuevo, en el río La Sirena (comunidad de Mezapita) y en el camino que conduce a la comunidad de La Liberación.

Hay historias de Honduras que llevan años construyéndose. Historias que nunca nos llegan a los textos de primaria, a las clases de biología en el colegio, a los clases magistrales de universidad. Pero allí están.

Honduras sigue siendo por definición, profunda. Indómita. Nuestra.



   Neblina en el bosque sub montano de Texiguat. Foto cortesía Fundación PROLANSATE


       Vista aérea de las montañas de Texiguat. Foto cortesía Fundación PROLANSATE.



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