Política 101...Capítulo XVIII


                                                       Capítulo XVIII

                            De que modo los príncipes deben de cumplir sus promesas


"...No es preciso que un príncipe posea todas las virtudes citadas, pero es indispensable que aparente poseerlas. Y hasta me atreveré a decir esto: que el tenerlas y practicarlas siempre es perjudicial y el aparentar tenerlas, útil. Está bien mostrarse piadoso, fiel humano, recto y religioso y asimismo serlo efectivamente, pero se debe estar dispuesto a irse al otro extremo si ello fuera necesario. Y ha de sentirse presente que un príncipe, y sobre todo un príncipe nuevo, no puede observar todas las cosas gracias a las cuales los hombres son considerados buenos, porque, a menudo, para conservar el poder, se ve arrastrado a actuar contra la fe, la caridad, la humanidad y la religión. Es preciso, pues, que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias y que, como he dicho antes, no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de necesidad, no titubee en entrar en el mal...

...Un príncipe de estos tiempos, a quien no es oportuno nombrar, jamás predica otra cosa que concordia y buena fe; y es enemigo acérrimo de ambas. Ya que, si las hubiera observado, habría perdido más de una vez la fama y las tierras."

                                                                                                        El Príncipe
                                                                                              Nicolás Maquiavelo
                                                                                                            1513

Cierro los ojos y aparto las diferencias superficiales para observarlos mejor. Para sentir su corazón. Al final, ambos personajes aparecen ante mi con el mismo deseo interno, personal, enfermizo, por aferrarse al poder, por conservarlo.

La misma ambición que llevó a uno a regalar billetes de 500 lempiras e instalar Call Centers para engañar; al otro a regalar billetes de 50, cambiar magistrados y la Constitución.

La misma ambición que hizo a uno venderse al dinero de Chávez  y al otro saquear el Seguro.

Rodeados de un grupo de nobles dispuestos a todo por mantenerlos en el poder y mantenerse ellos haciendo negocios oscuros. Indignos. Bajos. Mintiendo. Ocultando. Unos capaces de robar en carretilla y otros de rellenar pastillas con harina.

Cierro los ojos y veo a dos hombres (y una hermana) haciendo todo lo que sea necesario para conservar el poder. Como lo haría el príncipe de Maquiavelo.

Comentarios

  1. Triste, pero cierto... igual, no pierdo la fe, sé que podemos cambiar las cosas, más vale tarde que nunca

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  2. Fe y trabajo duro cambiarán las cosas. Tal vez no en ese orden, pero lo lograrán al final. Porque los buenos somos más.

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