Fotografía 101...sobre las gracias y desgracias de ser jurado de un concurso de fotografía

Eso de ser jurado en concursos de fotografía tiene sus notas altas y sus notas bajas.

Por un lado, es más que gratificante encontrarse de repente, con tantas imágenes nuevas, sorprendentes, excitantes, sobre los mismos temas que uno ve a diario. Es como renovar el gusto por la fotografía ante tanto talento emergente que surge día a día.  Hagan de cuenta que se vuelve uno como el niño  que llega a una dulceria y encuentra cientos y cientos de confites nuevos por descubrir.

Por el otro lado, no significa que todos los confites van a ser buenos.  O si lo son, no necesariamente te van a gustar todos. Si ustedes me ponen a escoger entre un pastel de chocolate y uno de vainilla, tengan la seguridad que me quedaré con el segundo. Así es uno y así somos todos. Tenemos preferencias, aunque estén muy ocultas allá en el fondo de nuestra personalidad.

También hay que aclarar que es un honor ser llamado para desempeñar el oficio de jurado. Significa que de alguna forma, la institución que te invita ha visto el trabajo, el comportamiento profesional, personal, y de alguna manera considera que se tiene un conocimiento y una autoridad digamos técnica y moral para cumplir con el cometido. Eso se agradece enormemente.

Hace un par de días fui jurado, por segunda ocasión, en el concurso de fotografía patrocinado por la Embajada de Los Estados Unidos en Honduras. Durante toda una tarde compartí con dos colegas más, la agradable tarea de ver fotografías. Muchas fotografías; en realidad, más de 550 imágenes realizadas por cientos de fotógrafos.

Para aportar un poco más al proceso ya realizado, me gustaría compartir con todos ustedes lo que pasa en la mente de un jurado cuando tiene frente a si la tarea de seleccionar, para bien, aquellas imágenes que considera como justas ganadoras en la lid. En pocas palabras, ¿qué busca uno para calificar a esta o aquella imagen como ganadora?

¿Les parece? Ahí va:

1.- Obviamente, las bases establecidas por la institución son el primer filtro en la selección. Parece mentira, pero mucha gente no lee bien las bases de los concursos. O más comúnmente, leen tan rápido que se quedan con la primera representación visual  que les llegó a la mente sobre lo que leyeron.

Por ejemplo,  si el tema es "Agua" lo primero que se piensa es en un paisaje horizontal  del Lago de Yojoa. O del mar. O de una cascada. Y si le añadimos un atardecer espectacular, como los del sur del país, pues como que ya está hecho el trabajo. ¡Ya tenemos la super foto ganadora!

Pues no.

Lo único que tenemos es una foto más entre las cientos y cientos y cientos de fotografías del atardecer en Coyolito, Amapala, Roatán o Yojoa.

Si, los atardeceres son lindos.  Esos colores cálidos naranja-amarillo-rojizos tienden a inyectarnos de calidez, buenas vibras y paz en nuestros corazones.  Las líneas horizontales del paisaje refuerzan ese estado de relajación casi espiritual. Eso es bonito. Pero ver cuatrocientas setenta y tres fotografías de atardeceres no lo es.

Cuando se registra con la cámara una caída del sol, tiene que pensarse para quién se hace la imagen. Si es para uno, para guardar esa escena maravillosa por siempre en nuestras vidas o si es para competir en un concurso. Y si es lo segundo, tiene que haber algo más en la composición que un mar tranquilo (o alborotado, no importa), un sol anaranjado, la silueta de una montaña  y una bandada de pájaros cruzando el cielo.

Lo siento, pero tiene que haber otra historia más, Por ejemplo, un personaje extra que no acostumbre estar ahí, que sorprenda su aparición y que despierte la imaginación y curiosidad del lector. Y si ese personaje está muy, muy cerca de la cámara (lector), la sorpresa será mayor.

2.- Es un hechono se aceptan fotografías desenfocadas, sobre expuestas o sub expuestas. "Movidas" menos.  Es como que usted aceptara que su mecánico le devolviera el carro medio arreglado.

Después de tantos años de tomar fotos, ver fotos y estudiar fotografía, uno sabe cuando la fotografía fue tomada intencionalmente con esos atributos. Y sabe cuando el fotógrafo no posee esa intención o ese dominio técnico.

No podría yo aceptar una imagen mal tomada técnicamente. Pero sí desenfocada con intenciones específicas de composición  o de ayudar en el relato de la historia.

3.- Si van a tomar fotografías de aves, particularmente, los ojos deben de estar enfocados. Una regla para la descripción taxonómica de una ave a través de la fotografía es ver claramente los ojos del pájaro. Ahora, si no les interesa la descripción taxonómica y su deseo es mostrar otros atributos emocionales de las aves en general, denle viaje y olvídense del enfoque.

No me quiero prolongar más porque existen muchos otros parámetros por analizar. Acabo hoy con lo siguiente: una vez que uno evalúa todos los atributos "medibles" como composición, iluminación, exposición, queda el más importante: ¿Qué imagen me sorprende más a mí como jurado? Y aquí es donde la burra botó a Genaro.

Para ser participante de un concurso fotográfico se necesita haber visto mucha fotografía. Mucha. La regla es pétrea (no como algunos artículos de la Constitución): "para hacer fotografía hay que ver fotografía".

El oficio de un fotógrafo es astronómicamente sencillo: hay que mostrar el mundo, el mismo mundo en el que todos vivimos, desde un punto de vista distinto, único. El punto de vista personal e intransferible del fotógrafo.

Que La Fuerza nos acompañe...siempre.


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