Escuelas para loros
La semana pasada participé en los eventos
organizados por la Fundación Honduras Global, institución fundada por Sir Salvador
Moncada en el año 2011. Conferencias, talleres y coloquios dictados por los
renombrados socios de esta fundación me ayudaron a visualizar mejor la posición
actual de Honduras en campos como la tecnología, la medicina, la salud pública,
la educación y las telecomunicaciones.
Una de las conferencias más interesantes que escuché, durante la Semana Académica en el Centro Kellogg del Zamorano, fue la disertación del Dr. Hebel Urquía-Osorio, doctor en medicina que trabaja en el Grupo de Investigación en Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UNAH.
Una de las conferencias más interesantes que escuché, durante la Semana Académica en el Centro Kellogg del Zamorano, fue la disertación del Dr. Hebel Urquía-Osorio, doctor en medicina que trabaja en el Grupo de Investigación en Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UNAH.
El Dr. Urquía-Osorio nos habló sobre la
investigación científica en Honduras y cuánto de ese material es publicado en los circuitos correctos. Es decir, la
ciencia regula estrictamente la forma y dónde debe de ser publicada una
investigación. De esa manera, se mantiene la credibilidad y veracidad de un
investigador y su trabajo.
La producción
de un investigador serio se conoce (y se
aprueba internacionalmente) cuando pares científicos comprueban sus ideas de una manera imparcial y los
resultados son publicados en medios de comunicación prestigiosos y creados para
estos fines específicos. Un ejemplo
sería The American Journal of Medicine
o la revista Ceiba de la Escuela Agrícola Panamericana.
Habiendo tanta publicación científica alrededor del
mundo, era importante crear bases de datos que agruparan y clasificaran
correctamente todo este conocimiento.
Así podemos identificar bases como Scopus, Medline o Science
Citation Index, por mencionar algunas, que ayudan a otros investigadores y tomadores de decisiones, privados y gubernamentales, a encontrar el conocimiento preciso que necesitan.
¿Podría yo encontrar investigaciones hondureñas en
estas bases de datos? ¿Cuántas? ¿De
quién? Bueno, eso fue parte de lo que nos habló el Dr. Urquía-Osorio. Y los
resultados son alarmantes.
De acuerdo a Scopus,
una de las bases de datos científicos más renombradas y con una altísima
crediblidad, Honduras solo tiene 292
publicaciones provenientes de 3 centros de investigación: la UNAH, el Zamorano
y el Ministerio de Salud. Comparando con Guatemala que tiene 1317 publicaciones originadas en 10 instituciones, el dato nos puede ubicar rápidamente en el contexto
latinoamericano (no recuerdo Costa Rica, México o Brasil, pero en todos esos casos,
estos países nos superan por miles y/o docenas
de miles de publicaciones).
Este panorama es coherente con los resultados del “QS
University Rankings: Latin America 2014”; una de las mediciones internacionales
más reconocidas y utilizadas para comparar instituciones de educación superior
en una región. El QS utiliza como indicadores “la reputación académica (30%), la percepción
de los empleadores (20%), el número de académicos a tiempo completo respecto
del número de alumnos (10%), la citación de artículos (10%), el número de “papers”
por profesores (10%), proporción de académicos con doctorado (10%) y el
impacto en la web (10%).”
¿Saben cuántas universidades hondureñas aparecen
entre las mejores 300 de América Latina? Ninguna. Pero Panamá tiene 6, Costa Rica 4,
Guatemala 4 y El Salvador 2.
¿Están mejor económicamente estos países que nosotros? Sí. Todos.
Un par de días después de la conferencia del Dr. Osorio,
estuve en la conferencia de Sir Salvador Moncada titulada: “El papel central de
la ciencia en el desarrollo económico”. En ella, el científico más importante
de Honduras (y considerado uno de los 100 científicos más importantes en toda
la historia del mundo) nos demostró como el desarrollo de una nación está intrínsecamente
relacionado con la investigación científica. Cuanta más investigación, mayor
desarrollo para los habitantes de un país.
Todo esto me lleva a hacerme una pregunta. ¿Por qué
existen tan pocas publicaciones científicas en Honduras? También me pregunto por qué solo dos
universidades del país están interesadas en la investigación científica seria y
consistente (y que conste que todavía no en el nivel que uno esperaría de una
universidad). ¿Por qué?
La respuesta está en el sistema educativo, obviamente.
En el público y en el privado. En los responsables de cada uno de ellos. Gobierno
en el primer caso y la empresa privada en el segundo. O sea, la culpa es de
todos.
Seguimos manejando un sistema educativo arcaico. Politizado.
Corrupto. Débil de contenido y forma. Resistente al cambio y alejado de lo que
sucede en el mundo exterior. Basado en
la repetición de memoria (de “machete”) y con enormes ausencias de pensamiento
creativo e innovación.
Básicamente, tenemos un sistema educativo de “copy and paste”. Tenemos escuelas para
loros.
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