¿Con dos o tres cucharaditas de benzoato de sodio?


                                                        La Salsa Prohibida. Arturo Sosa.

Hace unos pocos días atrás, me encontré con la querida Carla Suárez, extraordinaria persona y extraordinaria cocinera de altos vuelos. Y me dijo:

-"Arturo, probé tu salsa y me encantó. Muy, muy rica. Y me gustaría aconsejarte que para que dure más, le agregues benzoato de sodio en vez de sal  (o mezcladas) para que te dure más. Es un preservante efectivo y seguro".

Siendo Carla una chef consagrada, el consejo me quedó grabado. Así que me vine a la casa a investigar un poco más y efectivamente, encontré que es una sustancia aprobada por los protocolos de salud de muchos países, incluyendo los Estados Unidos y otros de Europa.

Por supuesto, al añadirlo a mis salsas, tanto en la "Salsa Prohibida" como en "Lujuria", el efecto haría que durasen muchísimo más (tal vez dos o tres meses más) siempre y cuando se mantengan en el refrigerador, por supuesto, y que no se contaminen con cucharas sucias o impregnadas de otras sustancias ajenas a ellas. Todo esto redundaría en mucha mayor producción y venta (quizá hasta me pudiese comprar el último modelo de  Mercedes Benz  que quiero).

Pero me asaltó una duda...¡Malditas dudas!  Viviendo en un mundo tan lleno de químicos, plásticos, comidas chatarras y bebidas energizantes o llenas de azúcar industrial, decidí hacer mis salsas totalmente naturales, orgánicas y libres de las bondades químicas de nuestro mundo contemporáneo.

Mi placer es estar en la cocina de mi casa haciendo mis salsas. No es por dinero ni por alcanzar nuevos mercados, mayores ingresos o sobrepasar metas de venta. No.

Creo firmemente en la comida sana; en el movimiento "Slow Food". En la producción artesanal consciente y responsable. En hacer salsas deliciosas, sanas, únicas. Salsas que duran de tres a cuatro semanas en el refrigerador (a Dios gracias, los amigos me dicen que se las acaban en menos de una semana..¡Wow!)

Sin embargo, reconozco que no soy un experto ni en mercadeo (ni en salsas). Aunque si me enorgullezco de ser un especialista en comunicación y  sé que para que exista una conversación, uno debe de conocer y preocuparse por el interlocutor.

Así que antes de tomar una decisión, la pregunta es obligada para ustedes:

¿Quieren que le agregue una o dos cucharaditas de benzoato de sodio a mis salsas?

Que la Fuerza nos acompañe...siempre.

Posdata: ¡Gracias Carla! En verdad lo digo.





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