Una historia aparentemente incompleta II Parte.

El 7 de mayo de 1941, un tenaz sacerdote de nombre Federico Lunardi subió al Peñón de Cerquín para encontrar pruebas sobre la epopeya de Lempira, nuestro primer Héroe Nacional.

Lunardi era mucho más que un simple cura. En realidad, era todo un Monseñor y un diestro explorador e historiador. Apasionado por la arqueología, recorría las profundidades geográficas de cada país que visitaba en busca de sus historias más antiguas.

Hondura no fue la excepción y desde que llegó, se interesó sobremanera por la épica historia del cacique Lempira. Así que decidió ir al escenario de la gesta y montado en mula, tratar de encontrar las fortificaciones y verdades sobre el jefe indígena que hizo resistencia a los conquistadores españoles en 1539.

Lunardi subió al Peñón de Cerquín. También a Coyocutena y  Piedra Parada. Los tres empinados cerros considerado como los baluartes de Lempira. Y contrastó todo lo que vio, escuchó y descubrió con el relato de Antonio de Herrera, historiador real de España quien publicó la más importante relación de los hechos acontecidos en Honduras, unos 60 o 70 años después de la muerte de Lempira.

Moseñor Lunardi comenzó a publicar sus hallazgos primero en el diario La Época y dos años después, en el libro titulado "Lempira. El héroe de la Epopeya de Honduras" .

Hace como unos cinco o seis años, más o menos, sin saber nada de Lunardi, comencé yo a preguntarme sobre la suerte de Lempira. ¿Existió o no? Y si existió, ¿dónde podríamos encontrar nuevas pruebas que confirmarán su gesta?

Sin necesidad de esforzarme mucho, logré platicar con el notable historiador Mario Felipe Martínez, QDDG, quien había descubierto por azares del destino, otra fuente histórica sobre la existencia del Prócer. Solo que esta distaba mucho de la versión tradicional narrada por Herrera.

El documento que encontró Mario Felipe es una "Probanza de méritos" de don Rodrigo Ruíz del año 1558, es decir, un relato apoyado por testigos en donde un personaje "X" (en este caso don Rodrigo) le expone a la Corte los hechos de valor que realizó durante tal o cual campaña. La Probanza de méritos era un proceso serio, delicado, presentado ante una audiencia y jueces que validaban los hechos relatados. No era un documento cualquiera y si se daban por ciertos los hechos narrados, el manifestante podía solicitar una recompensa al rey de España.

Esto es lo que dijo don Rodrigo:

"Yo el dicho Rodrigo Ruiz, como celoso del servicio de su majestad, poniendo en gran peligro mi persona...procuré entrar en el dicho escuadrón de los enemigos con mi espada y rodela y fui a la parte y lugar donde estaba animando a su gente el dicho capitán llamado ELEMPIRA...y peleando con él le maté y cortele la cabeza la cual por traerle al dicho general recibí muchas heridas...)

Mario Felipe logró publicar este relato en su libro "Los últimos días de Lempira" en el año de 1987. Desde entonces, esta nueva versión ha luchado por encontrar un espacio en el imaginario histórico de nuestras escuelas y colegios. Y que conste que esta nueva versión no disminuye en nada el valor y la gesta de Lempira. Muerto por un tiro de arcabuz a traición o en combate cuerpo a cuerpo, Lempira sigue siendo una figura para admirar y replicar.

Pues bien, a pesar de tener el relato de Herrera, del Gobernador Montejo, del Licdo. Pedraza y de la Probanza de don Rodrigo, yo me seguí preguntando: ¿Existió o no Lempira?

Eso lo resolveré en la tercera y última parte de esta historia.

Mientras tanto, que La Fuerza nos acompañe...siempre.






Comentarios

  1. ALGUNAS REFLEXIONES HISTÓRICAS SOBRE LA VERDADERA MUERTE DE LEMPIRA (al final del día) .

    No lo expongo como una verdad absoluta, simplemente he reflexionado mucho al respecto, a la luz de los mismos documentos históricos. Tuve la suerte de ser amigo del Dr. Mario Felipe Martínez, (autor del ensayo: “Los Últimos Días de Lempira”, editado por la Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), mediante el cual, el historiador hondureño expone que Rodrigo Ruiz fue un soldado español que venció en combate cuerpo a cuerpo a Elempira). Con el Dr. Mario Felipe Martinez Castillo fuimos vecinos y a menudo solíamos conversar de temas diversos. Recuerdo que en una ocasión, discutimos sobre este tema de la muerte de Lempira, con mucho respeto por supuesto (exactamente en la cafetería Valle, frente al parque Finlay, es testigo de este el buen amigo copaneco Roberto Torres Tábora).

    Con respecto a la verdadera muerte de Lempira. ¿Fue muerto a traición o lo mató un soldado en combate cuerpo a cuerpo? Con respecto a esta última tesis, fue la historiadora canadiense Wendy Kramer quien descubrió la dichosa “probanza de méritos” en la cual se basa el estudio del Dr. Mario Felipe Martínez. Su ubicación está catalogada en el Patronato Regio Legajo No. 69, ramo No. 5 del “Archivo General de Indias”, relación de méritos presentada ante la Audiencia de México. Es harto sabido que la soldadesca española venidos a la provincia solían SOBREDIMENSIONAR SUS MÉRITOS, cuya veracidad era complicado de probar, el objetivo generalmente era obtener prebendas económicas a su regreso a España o en la misma “colonia”. Obviamente, para legitimar todo este procedimiento había que citar a testigos, amigos influyentes, compañeros de armas y hasta familiares: Don Diego Alonso de Maldonado y Doña Catalina de Maldonado, quien declaró ante el juez (que era su esposo), además Doña Catalina era única hija del Adelantado Montejo, esto solo para citar un par de testigos, los otros eran 4 compañeros de armas y de genocidio. Otros solo lo escucharon de boca del mismo Alonso de Cáceres. Por otro lado doña Catalina declaró en 1558 (21 años después de haber supuestamente sucedido los hechos), que ella, curó las heridas del soldado Rodrigo Ruiz. Si los hechos se dieron en el verano de 1537, ella, tenía solamente de 8 a 9 años de edad.)

    Todos sabían que el propósito de las probanzas era demostrar méritos para ser recompensados económicamente, de hecho, dos años después de la probanza el Virrey de la Nueva España recomienda al Consejo de Indias para que se le dé (a Rodrigo Ruiz) una pensión de 500 pesos en recompensa de sus servicios” Ahora, como se explica que el cronista “español” autorizado: Don Antonio de Herrera relatara y describiera “oficialmente” la muerte de Lempira como efecto de la traición del español Alonso de Cáceres, quien al no poder matarlo en batalla envía a sus esbirros para que lo asesinen ¿Cómo? ¿Un cronista español contando una historia de traición perpetuada por sus coterráneos? . Por otro lado ¿Acaso no es misma historia mil veces repetida por los invasores de todos los tiempos, el método preferido de los cobardes: “la traición”, asesinar al líder? Que el mismo cronista español Herrera lo reconozca, es motivo suficiente para detenerse a estudiar y analizar con cuidado todo esto.

    Según mi modesta opinión (pues no soy historiador, solo un curioso lector), no hay que decantarse de primas a primeras por un ensayo que nos deja muchas inquietudes. Hay que investigar mucho más.

    “Claro, Usted como graciano nunca va a aceptar que Lempira, su indio amado, fue por Rodrigo Ruiz decapitado”: fueron las últimas palabras de esa noche me dijo don Mario Felipe, “en combate cuerpo a cuerpo, JAMAS, pues otro hubiera sido el muerto”, le contesté, y una chispa traviesa asomó en sus pupilas avispadas. Él sabía perfectamente a lo que me refería. Buenas noches.

    © Marvin Valladares Drago.
    20 de Julio de 2015

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