Honduras Indómita...Las Minas de Guazucarán

                           Entrada principal Minas de Guazucarán. Ojojona. Arturo Sosa 2009


En el 2009, mientras almorzaba en un restaurante de Tegucigalpa, escuché por azar una historia sobre el autor del Escudo Nacional de Honduras. La persona que la narraba hacía alusión a unas minas antiguas muy cerca de Ojojona y que habían servido de modelo para las bocaminas que aparecen en nuestro símbolo patrio.

Por supuesto, el tema capturó mi atención y no tardé en ir con mi hijo Alberto a documentarlas. Fue un viaje maravilloso, en parte por compartir con mi hijo, y también porque descubrimos un retazo de nuestra nación,más que gigantesco. no solo físicamente, sino también por su importancia histórica.

Aquí nacieron y murieron cientos de hombres y mujeres. Quizá miles. Hondureños y extranjeros.

Leyendo los trabajos de investigación del historiador Pastor Gómez aprendimos con mi hijo que las minas fueron descubiertas por el español Diego de Manzanares en el siglo XVI.

Guazucarán fue en su momento, el filón de plata más grande de toda Centroamérica; de hecho, era tan grande que Manzanares tuvo que buscar inversionistas foráneos para poder acometer la empresa de explotarlas.

Sus socios fueron nada más y nada menos que don Francisco de La Cueva y doña Leonor de Alvarado, hija del Adelantado don Pedro de Alvarado. La pareja vivía en Guatemala y aportaron los fondos suficientes para dar inicio a los trabajos.

En el año de 1574, llegaron un minero de Oaxaca, México, y 60 esclavos negros para desarrollar el proyecto. A partir de ahí y durante los siguientes 35 años, Guazucarán se convirtió en la mina de plata más importante de Centroamérica.

¿Hasta cuándo duró la explotación de estas minas?  La historia señala que Guazacarán fue decayendo en los siguientes siglos y terminó siendo abandonada en las primeras décadas del siglo anterior, el siglo XX.

Hoy ya nadie las trabaja.

¿Serán estas las minas que aparecen en nuestro Escudo Nacional? Yo no  lo sé a ciencia cierta, pero si puedo decir que sus dos entradas principales son extraordinariamente parecidas a las dibujadas en nuestro símbolo. Y vale la pena ir a verlas.

De ese viaje, solo me queda esta fotografía con mi hijo Alberto en un primer plano. Ahora mi muchacho ya no tiene cara de niño y es un adolescente de casi 17 años. Pasa el tiempo, sin duda.

Lo que no cambia es nuestra historia. Y tampoco el orgullo de poder recorrerla, revivirla, sacarla de los libros de texto y hacerla parte de nuestra actual vida. De nuestras conversaciones, de nuestras clases en el colegio, en la escuela, en el trabajo. De nuestro presente.

En particular cuando hablamos de minas, ya que platicando con expertos extranjeros, me han asegurado que Honduras es el país más rico en yacimientos de plata de toda Centroamérica. El más rico.

Es importante saberlo porque más allá del frío gris del concreto de nuestras ciudades, todavía existe una Honduras inexplorada. Indómita. Profunda por definición.

Nuestra.
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