Fotografía 101...Una calavera en casa

octubre 06, 2015

Fotografía 101...Una calavera en casa

Roger Perdomo. Circa 2015

Conozco a Roger desde hace algunos años. Un día se presentó en mi estudio y me dijo que quería aprender más de fotografía (ummm...ese estudio es de cuando yo quería ser el mejor fotógrafo comercial de Honduras...¡Cómo cambia uno con los años!).

Roger tomó uno de mis talleres, pero debo decir con sinceridad que fue poco lo que le pude enseñar. Él ya sabía tomar fotografías. Lo que le faltaba era encontrar un tema. En su vida y de ahí, en la fotografía (y es que la juventud tiene esa persistente cualidad de querer comerse al mundo, sin saber que es un bocado demasiado grande).

Ahora tiene ya varios años de vivir en los Estados Unidos con una esposa increíble y una bebita que tiene dos ojos azules como estrellas de cuento infantil. Es bombero de profesión; algo muy adecuado a su honestidad y empuje, a su sentido de comunidad.

Y sigue siendo fotógrafo. Un buen fotógrafo. Yo diría que un extraordinario fotógrafo dispuesto a arriesgarse explorando sus mundos internos.

Hace unos meses atrás me pidió que escribiera sobre su trabajo. Pero como le confesé, yo carezco de esa sapiencia necesaria para ser un buen crítico. Especialmente cuando se va más allá de mis límites del documentalismo tradicional.

Pero hay algo en su trabajo que me decidió a intentarlo. Algo que está más allá de lo obvio. Y bueno, me atreveré empezando como debe de ser, por la parte de "Forma" de su mensajes.

No hay otra forma de decirlo, no hay vuelta de hoja: alabo la factura de su trabajo. Alabo ese dominio técnico que me muestra a un fotógrafo más sereno, más centrado. Con alarde sincero de conocer la técnica y usarla para lo que quiere decir. La forma supeditada al contenido, como debe de ser (por ejemplo, el manejo del contraste en la exposición de la fotografía que nos muestra a su familia en la playa es perfecto).

Pero la técnica es solo la técnica, la primera parte del Maestro. ¿Cuántos hay que dominan la técnica sin llegar jamás a expresar un sentimiento? ¿Cuántos hay que no llegan nunca a contar una nueva historia del mismo mundo que vemos a diario? ¿Cuántos fotógrafos hay que se repiten a diario en la misma montaña, en la misma viejita arrugada, en el mismo pajarito tomado al azar, sin llegar a conocer y mostrar la personalidad, la esencia del sujeto fotografiado?

Cuándo miraba la calavera en las fotos de Roger, me preguntaba: ¿Vive con ellos en la casa? ¿Cuida el hogar mientras todos salen? ¿Cómo llegó ? ¿Por qué se quedó? ¿Estará más tiempo por ahí con ellos ? ¿Habla? ¿Tiene nombre? ¿Es Arte este trabajo?

Como siempre he detestado a esos críticos que no saben tomar una sola foto, que hablan sin conocer al artista y peor aún, que se sienten artistas con derecho a demostrar al mundo que ellos sí saben y nadie más, le escribí a Roger para preguntarle por la segunda parte de sus mensajes. Quería saber el por qué de sus imágenes, el "Fondo" de sus fotografías.

Esto fue lo que me contestó:

"Mis fotografías representan lo frágil que somos. Vos has sido bombero por algún tiempo y has visto cosas que le hacen a uno preguntarse: "¿Cómo fue que murió esta persona?"

El esqueleto, bueno, los esqueletos, los conseguí en una tienda. Son dos; uno de ellos siempre está en el carro por si acaso me detengo a tomar alguna foto en un lugar interesante. El otro pasa guardado en casa.

Les llamo Bonnie and Clyde, como los dos sanguinarios asaltantes de bancos. Así como habrás visto, a mi hija le gustan y siempre desea jugar con ellos.

Partiendo del hecho que el arte es una expresión material de lo que el artista siente y desea comunicar entonces mi trabajo lo será. Pero la pregunta más importante es: ¿Será arte también para la gente?

Espero que la respuesta sea positiva, De no serlo, no me importa mucho. La idea principal es que yo deseo transmitir algo...deseo que vean un mundo diferente, que reflexionen sobra la vida, lo delicada y frágil que es...".

La respuesta está en Ustedes.

Les muestro una parte del trabajo de Roger Perdomo. Hondureño con ojos distintos y que tiene una calavera en casa.