El mañana del litoral
Don Justo lavando neveras. Río Salado. Arturo Sosa 2012
Bob Lehman, en La Ceiba, lleva cincuenta años estudiando las mariposas de Honduras.
Velas artesanales hechas con aceite de cocina ya utilizado. Reciclar es palabra clave.
"Comenzamos a escribir las primeras páginas de este
libro en Salado Barra. Varios meses después y tras cientos de kilómetros
recorridos, muchas conversaciones y lecturas, mis pensamientos vuelan de nuevo
a ese momento y me pregunto: ¿Estamos a tiempo todavía para ayudar a don Justo
Herrera? ¿Podemos ayudarle a que obtenga la ansiada energía eléctrica para
mejorar su negocio de compra y venta de pescado? O al contrario, ¿Debemos
evitar que esta llegue para preservar lo intacto del Refugio? ¿Debemos evitar que llegue la modernidad con
todos sus efectos positivos y negativos? ¿Qué debe de entrar al Refugio de Vida
Silvestre Barras de Cuero y Salado?
La ciencia de la conservación del medio ambiente
todavía tiene muchos debates extensos en ciertos temas y áreas geográficas
específicas. No solo en la parte biológica, sino también en escenarios económicos,
sociales y políticos. Arenas movedizas, dirían algunos (lo cual me recuerda las
palabras del presidente norteamericano Theodore Roosevelt cuando en 1903 vio
por primera vez el Gran Cañón de Colorado: “No construyan nada en él, ni
edificios, ni hoteles, ni nada parecido que dañe la maravillosa grandeza y la
belleza sublime del Cañón. Déjenlo así, porque nada que haga el hombre lo puede
mejorar.”)
En 1798, Thomas Malthus publicó, de forma anónima,
su primera versión del Principio de la
Población. En pocas palabras, Malthus sostenía que la población aumentaba
de forma geométrica, mientas que la producción de alimentos se incrementaba de
forma aritmética. Esto provocaba una desigualdad que se traducía en miseria y
hambre constantes. Sin controles de natalidad ni factores que aumentaran la
mortalidad (guerras o enfermedades, por ejemplo), esta sería la ecuación que
gobernaría al mundo y sus economías.
El principio malthusiano definió en gran medida las
teorías clásicas de economía y hasta los mismos Charles Darwin y Alfred Wallace
fueron influenciados notablemente por estas ideas (según sus propias palabras).
Todavía a mediados del siglo XX, en la década de los sesenta, los países más
industrializados miraban con preocupación la explosión demográfica en las
economías subdesarrolladas y sus repercusiones en el medio ambiente. Una visión
que todavía predomina en muchos foros internacionales.
Pero Malthus no tomó en cuenta (y no pudo hacerlo en
su época) factores nuevos como el desarrollo tecnológico en la producción de
alimentos o la educación como medida de control de la natalidad y la
conservación del medio ambiente.
Mientras tanto, el Corredor Biológico del Caribe
Hondureño y muchas otras zonas protegidas continúan siendo alterados por la
mano humana. Pareciera que no existe una opción intermedia entre el conflicto
del hombre y sus necesidades versus la naturaleza. La tala de madera, la pesca
ilícita, la caza furtiva, la siembra de roza y quema, las nuevas plantaciones
de palma africana y las lotificaciones urbanísticas son oleadas incontenibles
que arrasan con todo. En ciertos momentos, luce como que las ideas del señor
Malthus no eran del todo incorrectas. Además, problemas como el calentamiento
global y las presiones político sociales son también parte de las nuevas
amenazas que afectan al litoral atlántico de Honduras."
(¿Qué se puede hacer para revertir todos los desequilibrios ecológicos que estamos haciendo?)... "Nunca dejará de ser suficiente todo lo que se
haga. Porque cada año, más y más personas necesitan techo, alimentación, agua y
espacio donde recrearse. El hecho es que
aunque todo parezca una lucha fallida con un desenlace trágico y predecible,
como lo sostenía Malthus, la única verdad es que el final no está escrito
todavía.
¿Cuál es nuestra mejor opción? Todas, pero quizá la
más importante radica en la educación de las nuevas generaciones. En ellos
descansa la llave de nuestro futuro como nación. Tal vez
don Julio no alcance a verlo, pero es posible que si nos esforzamos más
y apretamos el paso de la educación ambiental, sus hijos o nietos puedan
todavía disfrutar de la paz y el
silencio del río Salado a las seis de la tarde.
Sin coches ni tráfico, sin televisores, sin drogas, sin delincuencia,
sin hambre. Solo ellos y los manatís, mientras un joven gavilán negro, desde
las alturas, da la última mirada antes de irse a dormir. El mejor regalo de la
naturaleza."
Velas artesanales hechas con aceite de cocina ya utilizado. Reciclar es palabra clave.
Laboratorio de Micropropagación en el Jardín Botánico Lancetilla. La ciencia apoyando la conservación
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