Eso llamado rocío...

En 1859, don Antonio Cipriano Costa publicó su "Programa y Resúmen de las Lecciones de Botánica General"; clase impartida en la Facultad de Ciencias de Barcelona, España.

En la página 49, don Antonio describe el proceso de la respiración de las plantas en una manera muy propia de la época:
"Las hojas, a imitación de los pulmones, á más de asiento de la respiración lo son de una exhalación que puede compararse con la transpiración pulmonar.- Esta exhalación es vapor de agua que pierde la savia...aquellas gotitas liquidas que se nos figuran de rocío en la superficie de ciertas hojas cubiertas de una materia cerosa, como la berza, son de transpiración condensada..."
Luego, el profesor nos relata los experimentos hechos en girasoles, más de cien años antes, por Stephen Hales (Vegetable Staticks Vol 1., 1727) acerca de la pérdida de agua por transpiración en las plantas. 
Hales descubrió que en una noche, un girasol puede perder como mínimo unos 3 onzas de agua.
El catedrático español termina diciendo: "...calcúlese cuán grande debe de ser la cantidad de agua exhalada por esas masas de vegetación que llamamos bosques...nada más haciéndose cargo de la inmensa superficie evaporable que presentarían todas las hojas, por ejemplo, de un grande pino reunídas y habida razón de su superficie cilíndrica..."
Y me pregunté: ¿pasará lo mismo en esta enorme montaña de Miramelinda, aquí en San Pedro Sula?
Debo de comprobarlo...

En este mar infinito de plantas todas muy parecidas, casi imposible de identificarlas una por una, encuentro sin embargo similitudes que me llaman la atención. 

Muchas, muchas de las plantas que veo a mi alrededor poseen hojas con una forma parecida.

¨Drip tips" le dicen los expertos. Las hojas terminan en puntas prolongadas que facilitan la evacuación rápida de la lluvia intensa que constantemente cae en estos bosques tropicales.


Continuo buscando y lo primero que encuentro es una hoja dentada que termina en punta. 

Me pregunto: ¿por qué esta planta desarrolló esas prolongaciones en forma aserrada? 

¿Para protegerse? Suena pausible.

Definitivamente tengo que averiguarlo (y lo voy a apuntar para cuando llegue al tema de la flora de Miramelinda).

Es temprano en la mañana y la montaña está sola para mí. Tan sola que no me da pena gritar como lo tuvo que haber hecho el bueno de Arquímedes: ¡Eureka!

Agua...hay agua en cada hoja de esta planta.

¿Agua de lluvia?

¿Rocío?


Agua por todas partes. 

¿Será esto lo que llaman rocío?

En realidad, el rocío es el agua que no ocupa la planta y la expulsa. Como todo ser vivo, la planta elimina esa agua de más a través de las estomas en las hojas y tallos (las estomas son, digamos, una especie de poros parecidos a los de los humanos.

¡Ojo!. Ni tanto ni tampoco. Perder mucha agua no es conveniente. Ni para las plantas ni para los humanos.

Así que normalmente la planta lo hace durante la noche, cuando hay menos luz y calor: de esta manera se evita el riesgo de botar mucha agua y deshidratarse.

Cuando llega la mañana, y el sol comienza a calentar, esa minúsculas y casi imperceptibles micro gotitas de agua se condensan, y se juntan en gotas más grandes y visibles; al igual que cuando uno saca una botella helada del refrigerador y comienza a "sudar".

Conforme avance el día y sube la temperatura, esa agua se evaporará y subirá con el aire caliente a las alturas de la montaña.

Arriba encontrará aire frío y se producirá un shock tan fuerte por la diferencia de temperaturas, que el agua se condensará, se volverá tan pesada que el aire no la podrá sostener y caerá en forma de lluvia.

Lluvia vertical. 

¿Lluvia vertical?

¿Acaso existe otro tipo de lluvia?

Sí, la lluvia horizontal.

¿Perdón?

Otra manera de como se provoca la lluvia ocurre cuando las nubes cargadas de agua chocan con los árboles, especialmente en los bosques de las cimas más altas.

Allí, las hojas y tallos de los árboles detienen las minúsculas partículas de agua, atrapándolas. Al llegar el día, el sol las condesa y comienzan a deslizarse al suelo, de gota en gota, una por una.

Eso es la lluvia horizontal.

Ya en el suelo, las gotas formarán pequeños charcos que a su vez se transformarán en hilos de agua y estos en pequeños arroyos para luego, unidos, cayendo montaña abajo, serán nuestro Río de Piedras. O Santa Ana. O Zapotal. Río Blanco.

En pocas palabras, sin árboles no hay ríos.

¿Saben? El profesor español de mil ochocientos y tantos tenía razón. Y Hales también.

Ahora tengo una duda seria: si usted fue de las personas que votaron a favor del Decreto 334-2013 que posibilitó deforestar 2000 hectáreas de bosque aquí en la Cordillera del Merendón de San Pedro Sula, o participa en el proyecto residencial en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional La Tigra, ¿cómo va a hacer para reponer estas miles de fábricas naturales y gratuitas de agua que son los árboles y plantas que cortó?

¿Cómo?

Porque no es una respuesta sencilla. No se trata de mandar a construir presas, simples depósitos de agua que viene de algún lado.

Se trata de hacer agua natural.

Vuelvo a preguntarle: ¿Cómo lo va a hacer?

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