Las extrañas relaciones entre Supermán y un ladrón de carretilla

Teniendo un rato libre en mis diligencias diarias, decidí darme una vuelta por Cafebreria en busca de un buen café y algo de lectura amena. Para mi sorpresa, me encontré no uno, sino dos textos aparentemente dispares en fondo y forma, pero extrañamente entrelazados. La estadía en el más que agradable café y librería se prolongó.

En el rincón de los libros usados, el titulo de una obra de pasta dura llamó de inmediato mi atención. "Parentescos insólitos del lenguaje" de don Fernando Navarro fue tan convincente que no tardé en ponerme a leerlo y quedar atrapado en el primer parentesco que se me presentó entre las palabras "Amnesia y amnistía".

A simple vista, y pensándolo brevemente, no suena tan disparatado que estas dos palabras sean "parientes". Pero como nos dice el autor, "la etimología fascina y sorprende".

Resulta ser que la raíz indoeuropea men se asociaba en el pasado con conceptos como "mente" y "pensamiento". Lo curioso es que en la actualidad, esta raíz persiste en el español actual a través de tres líneas de descendencia: la germánica, el griego y el latín.

Si comenzamos de la última a la primera, encontramos que gracias a la herencia del latín, utilizamos palabras que poseen esa misma raíz de men como mente, mental o mentalidad. Por ahí cerca está demente y demencia. Y de la frase en latín "mentes captus" surge mentecato que todos entendemos por "tonto" "privado de razón" o "sin entendimiento".

También encontramos otras palabras como memoria, memorial, desmemoriado o algunas más terribles como mentir, mentiroso o de mentirijillas.

Si nos vamos a la línea griega, indudablemente encontraremos en español otras palabras que todavía conservan la raíz men. Por ejemplo, de la palabra griega mnemon  ("el que se acuerda") surgen varias palabras relacionadas con la memoria como nemotecnia ("arte o técnica para mejorar la memoria"), amnesia ("ausencia de memoria") o amnistía ("olvido de alguna ofensa" aunque en la actualidad se refiere más al olvido de los delitos políticos).

Finalmente, en la lengua gótica (antigua lengua germana ya extinta), man significaba "Yo pienso". Y siendo los germanos tan precisos antes como ahora, crearon el vocablo "Mensh" para referirse a el "ser humano" y "Mann" para hablar de un "varón" y así poder establecer diferencias conceptuales. Ahora encontramos palabras en nuestro español con la misma raíz como Alemán o Normandía o maniquí (que proviene de mannekjin, antigua palabra holandesa).

Posteriormente, los angloparlantes, no siendo tan obsesivos con la exactitud, aprendieron a utilizar el man para referirse tanto al "ser humano" como al "varón" ("para desgracia de las feministas", como dice don Fernando). Por esos procesos de transculturización,  nosotros los  hondureños estamos acostumbrados a ver y hablar de Supermán (ya castellanizado), Batman o Spiderman. Todos super hombres.

En fin, "Parientes insólitos del lenguaje" es un libro harto interesante sin duda alguna, que vale la pena continuar leyéndolo.

Pero no quiero terminar esta nota sin referirme al otro texto que encontré en Cafebrería. La segunda lectura de la mañana fue la noticia publicada en diario El Heraldo sobre las nuevas confesiones del tristemente célebre "Ladrón de la carretilla".

Resulta ser que este tipejo de poca monta, aparentemente ha sentido pasos de animal grande (su juicio está a la vuelta de la esquina) y de la noche a la mañana, se ha desdicho de sus primeras y reiteradas confesiones ante la autoridad (y ante el pueblo hondureño), diciendo ahora que efectivamente, él sí tomó el dinero del Banco Central y que lo entregó a dirigentes, ministros, líderes y coordinadores de su partido político a lo largo y ancho de la geografía nacional. Por lo que entendí, fueron miles los beneficiados.

Dos preguntas me hice en ese momento: ¿Es válido declarar ante la Ley primero una cosa y después otra? ¿No acarrea esto algún castigo, pena, multa, tarjeta roja o por lo menos, regaño verbal? Espero que alguien me lo aclare porque sino, la próxima vez que me pase un semáforo en rojo y me detenga un policía de tránsito, primero le voy a decir que si lo hice, después que no, más adelante que si...

Se me hace totalmente disparatado aceptar esta nueva versión del "ladroncito de la carretilla" (y sostenida por los otros que se presentaron en la conferencia de prensa acompañándolo). Sí es cierto que ese dinero se entregó a cientos y cientos de ministros, dirigentes, líderes, no logro entender cómo nadie dijo nada en todos estos meses pasados. Nadie levantó la mano con orgullo y dignidad para decir con vehemencia:  "Si, yo creí en la Cuarta y tuve (o tengo) parte de ese dinero".

Parece que hay miles y miles de sordomudos mentales en esta nuestra nación. O eso quieren que creamos. A mi me huele más a traición.

Yo creo que este ladrón es un maniquí de sus propias mentiras. Fingir amnesia, demencia o que ya se recuperó del "Alemán" es una pantalla de mentecatos. Tal vez porque sabe que la amnistía aquí no lo va a salvar.

En fin, ese quien antes se creía Supermán, ahora resulta que "no es de la estatura de su vida", como dice Luis Miguel (¡ese si es mi Batman para cantar!)

Que La Fuerza nos acompañe...siempre.

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