En el año 822 todo acabó

                                               Patio Oriental. Parque Arqueológico Copán.
                                                                                   Arturo Sosa Sosa 2017
                                                    



O por lo menos, ese fue el año del último texto. La última historia oficial que se conoce.

El decimoséptimo gobernante, Ukit Took´, solo alcanzó a tallar una cara de un altar rectángular de poco tamaño. Una muy modesta réplica del Altar Q.

En esta cara se ve al nuevo rey viendo de frente a su predecesor, el decimosexto gobernante. Aparecen sus nombres y la fecha: 6 de febrero del 822 d. C.

Desafortunadamente, nadie sabe por qué no alcanzó a tallar las caras restantes del Altar L. De hecho, existen desaveniencias entre los investigadores sobre sí realmente Ukit Took´ debería de considerarse un rey en toda la extensión de la palabra.

Copán simplemente se murió.

Alguna vez leí que el bosque del valle de Copán necesitó alrededor de 900 años para restaurarse. Para reforestarse naturalmente.

No lo dudaría.

Está comprobado científicamente que las enfermedades y el hambre fueron constantes dramáticas en los últimos años de ocupación de la ciudad. Tal vez fueron parte de su desaparición.

Para cuando John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood llegaron a Copán en 1839 y la compraron por 50 dólares al terrateniente dueño de la tierra, para poder escribir y dibujar en paz todo lo que vieron, el bosque estaba de nuevo en todo su esplendor.

En su diario, Stephens escribió sobre el trabajo de su compañero:

"Ahí estaba él, con los pies en el lodo, dibujando con guantes para protegerse de los mosquitos. Como lo temíamos, los diseños (de las estelas) eran tan intrincados como complejos; los personajes eran totalmente desconocidos e inexplicables. (Catherwood) tenía serios problemas para dibujarlos..."

Las ilustraciones de Copán realizadas por Catherwood y que aparecen en el libro "Incidentes de viaje por América Central, Chiapas y Yucatán" nos muestran un bosque tupido, enmarañado, agobiante.
Una auténtica selva tropical mesoamericana.

La vida había vuelto. La vida animal.

Pero de aquella poderosa y artística ciudad solo ruinas quedaban.

Ciento setenta y nueve años después de Catherwood, y con el mismo asombro, he tomado mi cámara fotográfica y mi pluma para tratar de capturar el espíritu de una ciudad estado que alguna vez se llamó Oswitik.

Espero haberlo logrado.

Copán es de ustedes, de nosotros, de Honduras,

Patrimonio de la Humanidad.
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Proyecto personal de documentación:
"Oswitik: reyes y dioses de Copán"
Arturo Sosa
2016 - 2018
Mis agradecimientos sinceros a Sandra Guerra, La Casa de Todo, Dario Domínguez, Hotel Clarion y Hedman y Alas por su apoyo desinteresado durante estos años. Sin ustedes, jamás lo hubiera logrado. Muchas gracias.

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