Política 101...turismo masivo



Hace unos años atrás, me senté a platicar en el parque central de Copán Ruinas con un periodista norteamericano que había cubierto el Medio Oriente para la revista Newsweek durante 25 años. 
No recuerdo el nombre, pero sí que había sido candidato dos veces al Premio Pulitzer y que él andaba por nuestra Joya Turística en Tierra Firme merced a una asignación con la Cooperación Internacional de Japón (JICA).
Platicamos largo y tendido y al día siguiente cenamos antes de su partida. Fue un encuentro enriquecedor; todavía recuerdo sus últimas palabras antes de despedirnos.
Me recomendó que hiciéramos todo lo posible por no convertir a Copán Ruinas en el ahora nuevo Egipto con sus antiguas pirámides. O como Cancún y su vida nocturna de drogas y sexo pagado.
"Perdieron su identidad" -me dijo el periodista- Ahora ir a las Pirámides es como ir a un Mall cualquiera en Estados Unidos".
Y no lo dudo. 
Políticamente suena grandioso decir en los medios locales que se levantaron las estadísticas. También es político no decir lo que ha provocado todo ese flujo masivo de gente que deja huella; suciedad, destrozos, vómitos, plantas sin flores, playas cochinas y que termina comprando souvenirs hecho en China.
Tener un balance es lo más complicado en la vida. El desarrollo debe de ser sostenible en el largo plazo. Y solo va a ocurrir cuando identifiquemos, protejamos, conservemos y difundamos lo nuestro (Economía Naranja). 
Los turistas vienen a aprender sobre 18 Conejo, a dormir en un pueblito sin música estridente, de calles empedradas, con buen café especial y a fumar el mejor tabaco. A disfrutar de la calidez de su gente. A comer pollo con loroco y chocolate de verdadero cacao. No a comer hamburguesas que pueden comprar en cualquier esquina de Main Avenue...

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https://www.nytimes.com/es/2018/10/10/opinion-turismo-madrid/?emc=edit_bn_20181011&nl=boletin&nlid=7459108320181011&te=1

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