Consultorio del Profesor Asdrújal

Queridas amigas, amigos:

Hoy, fecha memorable en que los vientos de noviembre comienzan a arrastrar los cometas de Júpiter, Plutón y del Honorable Congreso Nacional, me dirijo a ustedes con todo mi amor, para orientarlos y guiarlos por los ásperos caminos de las relaciones interpersonales, intrapersonales y si es posible, extra matrimoniales. 

Ha sido una semana llena de altibajos: el Motagua perdió de nuevo (eso no es ni alto ni bajo, solo lo normal); la manteca de cerdo comenzó a escasear debido al acaparamiento de las doñitas tamaleras de diciembre (eso sí es grave) y se eliminaron, temporalmente, los cuatro lempiras de cobro extra por uso del ATM (esa es la parte alta).

Pero hoy, hoy, es un día muy especial.

Quiero dedicar mi programa de este día para contestarle a "Desconcertada"; fan fiel de este programa y de quien he recibido una de las cartitas más apremiantes, angustiantes y extrañas de toda mi larga carrera como astrólogo, profesor de medicinas naturales, sobador de empachos (o señoras) y adivinador de La Loto. 

Este programa es para vos, Querida Desconcertada:

Déjame decirte que leí tu carta con mucha atención. Con detenimiento. De arriba a abajo y de abajo para arriba (incluso traté de leerla de derecha a izquierda, pero no entendí nada).

Después de leerla, caí en un profundo sueño (porque la leí como a la una de la mañana). Y cuando desperté, seguía pensando en ella.

Durante los siguientes cinco días, la duda invadió mi ser. Mis estados se alteraron. Perdí mi paz, mi calma (exactamente como vos, según me contás en tu cartita).

Por un momento terrible hasta llegué a pensar que yo era el causante de todos tus males. 

Pero no. 

Nunca he estado tan cerca de vos. 

Desesperado, sin saber ya más qué hacer, pensé en buscar a Renato por las mañanas y que él en su magnifica sapiencia me ayudara a encontrar una respuesta para vos. 

Desafortunadamente, Renato tenía sus propias cuitas y estuvo ocupado con un señor que tenía problemas tan serios, tan graves, que incluso perdió momentáneamente el poder de caminar y cayó arrodillado frente a sus pies. 

Pobre Renato.

En fin, ya no puedo más.

Debo confesarte que no tengo una respuesta precisa; exacta. No sé cómo ayudarte. 

Lo siento. 

Querida Desconcertada: la única verdad es que si vos no sabes quién es el padre de tu próximo hijo, mucho menos lo sé yo.

Atentamente.

Profesor Asdrújal

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