Desde Úrsula Iguarán hasta Leonela...hasta Anduriña


" Y mientras tanto qué comemos", preguntó, y agarró al coronel por el cuello de franela. Lo sacudió con energía.
-Dime, qué comemos.
El coronel necesito setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante.
Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
-Mierda."


Se fue de este mundo de amores fugaces y sueños un Jueves Santo. Como Úrsula Iguarán.

Crecimos bajo el embrujo de sus palabras escritas. De sus novelas. De sus cuentos cortos. Gracias a él conocimos el hielo, la peste del olvido, la soledad, el amor y el cólera. Y nos gustaron para siempre.

Por supuesto, no se ha ido en verdad. Como dijo el Presidente Santos: "Los gigantes nunca mueren". Y al igual que Melquíades, seguirá entre nosotros apareciendo de vez en cuando, en el momento que lo necesitemos. Porque al igual que su Úrsula, él seguirá siendo el sostén, la columna, la referencia obligada de nuestras vidas.

También se fue "Leonela". Aquella que dividió al público en dos, (feministas y los no tanto), pero que inevitablemente acompañaron a Mayra Alejandra, capítulo a capítulo, en la famosa telenovela venezolana de mediados de los años ochenta. Una historia muy macondiana, si me permiten decirlo.

Sé que algunos dirán, casi con enojo: "Por favor...no hay punto de comparación". Quizá tengan razón. Quizá.

Debo de reconocer que nunca fui tan intelectual ni sofisticado como para no dejarme seducir por la gracia, el encanto y la simplicidad de "Los Picapiedra", o las apasionantes aventuras del capitán James Tiberius Kirk a bordo del USS Enterprise. Y no se diga nada de "El Chavo del Ocho". 

"Leonela" fue parte de un tiempo ya ido. Como "Daniel Boone", "Lassie", "Memín Pinguín" o "Titanes en el Ring". Como Junior, el cantante español de finales de los sesentas, que también se nos fue esta semana dejándonos a "Anduriña" para siempre.  

En mi interior, con tantas ausencias, siento la tristeza de haber perdido una parte de mi pasado, de mi presente. 

Y no puedo menos que decir, puro e invencible: "Mierda".
.
Que La Fuerza nos acompañe...siempre.

Posdata: hoy Tom no salió a jugar. Creo que llueve en su corazón.






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